“Rezan
demasiado”. El Vaticano cierra otra orden
El antipapa Jorge Mario Bergoglio, enemigo de Jesucristo y la Virgen María, ordena el cierre de otra Orden, ahora de Religiosas marianas por "rezar demasiado", hecho que confirma que "Francisco", segundo falso papa después del judío Benedicto XVI, que abolirá la Santa Misa o Eterno Sacrificio, es siervo del anticristo "Maitreya" y la "sinagoga de Satanás".
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17/06/2019
La obra de destrucción de la vida religiosa por parte del Vaticano
continúa implacable. Esta vez les toca a las Pequeñas Hermanas de María Madre
del Redentor, una orden religiosa nacida en Francia y que actualmente cuenta
con aproximadamente ciento veinte religiosas; de las cuales cinco decidieron
obedecer al diktat de Roma, y a las otras ciento quince, a su
vez, divididas en tres comunidades, les serán levantados sus votos, emitidos en
su momento, y volverán a ser seglares, debiendo abandonar sus casas y las
actividades de cuidado y de asistencia sanitaria a los ancianos, característica
de esta congregación.
Sin embargo, fueron sobretodo acusadas de una espiritualidad considerada
demasiado “tradicional”. El Gran Inquisidor de la Congregación para las Religiosas,
el franciscano José Rodríguez Carballo, brazo derecho y hombre de confianza del
Pontífice reinante para este género de “arreglos”, (y el hombre del más
clamoroso crack financiero jamás visto por los franciscanos) atacó una vez más.
Un libreto que sigue al ya vivido por los Franciscanos de la Inmaculada
(aún intervenidos después de seis años –ver-. ¿Pero a quienes han asesinado para
ser tratados así?),por la Hermandad Sacerdotal Familia Christi, la Fraternidad
de los Santos Apóstoles, etc. Ahora es un formato
habitual en el régimen vigente.Resulta verdaderamente extraña e inexplicable la
operación a la cual probablemente no son extraños los apetitos obispales por
las propiedades de la pequeña congregación.
Las Pequeñas Hermanas de María Madre del Redentor cuidan a ancianos,
colaboran en la pastoral de la parroquia, ayudan a los pobres y viven una
espiritualidad hoy considerada en el Vaticano demasiado “clásica”, es decir,
amor de adoración a la Eucaristía; oración fervorosa de intercesión y filial
devoción a María. Las hermanas fueron pre-visitadas en el año 2009 por decisión
del Obispo de Laval, a quien los laicos que sustentan a las hermanas acusan de
tener un cierto interés por la administración de sus bienes. Pero
la iniciativa no tuvo éxito.En el año 2016, con Braz de Avis y Carballo, hubo
una nueva visita. Ya no –o no únicamente– por
motivos administrativos sino por la grave sospecha de tradicionalismo o
clasicismo, como dicen los franceses. Las hermanas fueron acusadas de tener
graves problemas de gobierno (aunque se demostró que la mayoría de las hermanas
dieron maravillosos testimonios sobre la superiora), de inmovilismo, de
desconocimiento de la “nueva teología de la vida consagrada…” y de otros graves
delitos como el de la excesiva oración…
Las superioras –exiliadas en otros conventos eran acusadas de ser
“excesivamente autoritarias”, y que a las hermanas les era pedida una
obediencia inapelable “sin –dicen– la preocupación de que una recta conciencia
tenga una palabra a decir y sin que nadie nos haya explicado el mínimo
fundamento objetivo de todas estas medidas romanas: habría habido dos pesos y
dos medidas”. Las hermanas rechazaron las acusaciones como falsas e inventadas
por los visitadores. Los comisarios y la Congregación les han dado la razón, al
menos en parte, pero mantuvieron las providencias adoptadas, es decir,
confirmaron la intervención.
Las hermanas apelaron a aquel que era el tribunal supremo de justicia en
la Iglesia, la Signatura Apostólica, ahora bajo la gestión del diplomático Mamberti,
evidentemente incapaz de contrariar la voluntad superior, quien confirmó la
sentencia del Dicasterio. Pero las hermanas decidieron no aceptar la medida que
a ellas -y no solamente a ellas- les parece una evidente injusticia. Hicieron
pública su decisión: “El 17 de septiembre de 2018, el Cardenal Prefecto de
la Congregación para las Religiosas, Monseñor Braz de Aviz, envió un ultimátum:
o aceptamos la Intervención ´sin reservas´, o no la aceptamos, en cuyo caso la
ley prevé que podremos ser despedidas del Instituto”.
Entonces las hermanas escribieron: “Después de haber adquirido la
certeza moral durante todo este año que la acogida al Comisario Apostólico en
el interior de nuestro Instituto, causaría un grave y seguro daño, tanto por
cuanto dice respecto a la comprensión del carisma otorgado por Dios a la Madre
María de la Cruz, nuestra Fundadora, como por el modo de vivirlo; después de
haber propuesto muchas veces soluciones de apaciguamiento, sin que haya sido
dada ninguna respuesta; previa consulta con personas autorizadas y competentes;
después de haber rezado mucho y siempre deseando permanecer fieles y obedientes
a la verdad, nos pareció que no teníamos otras opción que renunciar a nuestros
votos”.
Mientras tanto, se constituyó en Laval una Comisión de apoyo a las
religiosas, que cuenta casi con treinta mil personas y que hace oír su voz en
un portal: https://www.soutienpsm.com
Todo esto ocurre en un País en el cual la situación de las vocaciones es
-por decir poco- desastrosa, y donde la cuestión de los abusos clericales está
paso a paso saliendo a la luz pública en toda su gravedad. Y la Santa Sede se
permite llevar a cabo operativos inexplicables con una violencia y una
determinación que serían mucho más adecuados en otras situaciones y por culpas
reales.
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